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Síndrome de alienación parental ¿existe o no?

  • Patricia Nafría
  • 6 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Gardner (1985) acuñó el término Síndrome de de Alienación Parental (SAP), actualmente Alienación Parental (AP) y hace referencia a que el hijo rechace y critique reiteradamente a uno de sus progenitores. Tales críticas son injustificadas o claramente exageradas. El menor habla de ese progenitor odiado en términos despectivos, sin avergonzarse ni sentir culpa por hacerlo. A veces su discurso brota a la primera pregunta de alguien relacionado con el conflicto, como puedan ser abogados o jueces, y adquiere la apariencia de una letanía. Puede observarse que el discurso y el léxico del menor es muy similar al que usa el otro progenitor, al que afirma sentirse unido en exclusividad. En el SAP un progenitor modela o programa al hijo para que rechace al otro.


Durante la evaluación debe descartarse la existencia de un maltrato real, que haría incompatible la determinación de un SAP. Resulta necesario describir las conductas y manifestaciones que definen a cada caso concreto, comprobar que cuando un rechazo se dé, no suceda por haber sufrido ese menor una situación de malos tratos, lo que justificaría su protección inmediata.


El SAP no figura en ninguna de las clasificaciones diagnósticas estadísticas internacionales sobre trastornos mentales y del comportamiento, y por lo tanto esto lleva a algunos colectivos a concluir que, pese a su resonancia, no existe. Pero todos estaríamos de acuerdo en el despropósito que sería pretender negar la existencia de mujeres maltratadas por el mero hecho de que el síndrome no apareciera en una clasificación médica.


Como ejemplo, el sistema DSM incluía la homosexualidad entre sus trastornos hasta el año 1973; o la adicción a internet, bajo cuya denominación se convocan congresos y jornadas, y se dispensa atención clínica pero nadie se preocupa por ello o se pide que se suspendan tales estudios, evaluaciones o tratamientos psicológicos por no constar aún en los manuales diagnósticos y estadísticos DSM o CIE.


Por otra parte, distintos problemas que no figuran entre los trastornos incluidos en estas clasificaciones, también ocupan a investigadores y merecen la atención de los profesionales de salud mental, sin que por ello tenga que considerarse que el profesional deba evitar describirlos.


En conclusión, todos los manuales de clasificación incluyeron trastornos que más tarde eliminaron, también existen trastornos que actualmente no constan pero que probablemente figuren más adelante y quizás mantienen otros que luego no lo serán. Por lo tanto, no se puede considerar que la inclusión o no de un fenómeno relacional y conductual complejo en estas clasificaciones, permita concluir fehacientemente sobre su existencia.


Jarné y Arch (2009) señalaban la posible inclusión del SAP dentro de la categoría del DSM IV- Problemas paterno-filiales, pero más tarde, el grupo de trabajo de revisión del DSM V excluyó considerar la AP como un trastorno mental. En la revisión del manual se realizó una notable actualización incluyendo la clasificación Problemas de relación entre padres e hijos, que parece corresponderse fielmente con lo que se conoce principalmente como SAP.


El SAP sólo es clasificable en el DSM V como un problema relacional o de interacción familiar desajustado, pero no es una enfermedad mental. Describe los criterios diagnósticos que definen la existencia de un problema de relación entre padres e hijos de base psicológica, relacionado con la educación familiar, que causa un deterioro funcional definido en términos conductuales, en los tres posibles tipos de respuesta: conductual, cognitiva y emocional.


Aunque hay pocos estudios acerca de las consecuencias del SAP, según la literatura los síntomas coinciden con los que presentan los menores que sufren maltrato emocional: problemas de ansiedad, en el sueño y la alimentación, conductas agresivas y de evitación, uso de lenguaje de adultos, dificultades de expresión y comprensión de las emociones.


Por lo tanto, independientemente de que se reconozca como síndrome o trastorno en las distintas clasificaciones como el DSM o la CIE, está claro que hay que dedicarle atención puesto que suponen problemas por los que los niños acuden a terapia o centros de salud mental. En esta sociedad que busca ponerle una etiqueta a todos los problemas, deberíamos centrarnos en el bienestar de los menores que lo pasan mal y no en si existe o no algún "trastorno", porque tal y como se ha visto anteriormente, estas clasificaciones cambian, incluyendo síndromes que antes no aparecían o descartando "enfermedades" que no lo son.


Referencias:

- Vilalta, R. y Winberg Nodal, M. (2017). Sobre el mito del Síndrome de alienación parental (SAP) y el DSM V. Vol 38(3), pp. 224-231. Papeles del psicólogo.

- Segura, C., Gil, M.J., Sepúlveda, M.A. (2006). El síndrome de alienación parental: una forma de maltrato infantil. Cuad. med. forense no. 43-44. Málaga.

 
 
 
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